El Valor del
Respeto
Si
usted quiere ser feliz, debe tener un gran
respeto hacia los demás y hacia usted mismo. Ha
de amar al prójimo como a usted mismo. Las
personas que se estiman muy poco, sienten una
baja estimación hacia los demás. Uno no lastima,
hiere o ridiculiza a los demás si se respeta y
se quiere a sí mismo. Detrás de una persona que
constantemente ofende a otros hay un individuo,
él mismo, que está continuamente despreciándose.
No se acepta a sí mismo.
Si
usted quiere ser feliz, debe respetarse y saber
que usted tiene espíritu, alma y cuerpo. Debe
tratarse bien. Por ejemplo: su cuerpo. Cuídelo.
Necesita aire puro, calor del sol, descanso,
limpieza, ejercicio. Y no olvide que su cuerpo
es Templo del Espíritu Santo; por lo tanto,
evite profanarlo con el uso de la droga, el
licor como vicio y el uso descontrolado del
sexo.
No se
avergüence de su cuerpo. Dios lo hizo a usted
realmente maravilloso. Fíjese en el
funcionamiento perfecto de sus órganos: cerebro,
estómago, riñones, etc. Trate bien a su cuerpo.
Y cuando sienta problemas físicos, acuda a la
ayuda de la medicina, que es un don de Dios para
que el ser humano viva mejor.
En
cuanto a su alma, cultive su mente, controle sus
emociones y sentimientos y ejercite su fuerza de
voluntad. Lea buenas lecturas, aprenda a
meditar, a ejercitar la razón, la lógica y evite
los sentimientos negativos como el odio, el
rencor, la cólera, la envidia. Ejercite su
fuerza de voluntad realizando grandes metas.
Sepa que su alma es tan importante como su
cuerpo y así como reviste con dignidad el mismo,
no olvide que su alma necesita también
embellecerse.
El
respeto a sí mismo implica también fijarse en su
espíritu. Éste es la capacidad que tenemos para
abrirnos a Dios y a comunicarnos con Él. El
hombre que respeta su parte espiritual es hombre
de oración. Le encanta hablar con Dios y se
siente a gusto con las cosas del espíritu. Orar
es elevar el corazón y la mente hacia el Señor,
es entregarse a Él dándole el primer lugar en
nuestra vida.
Para
respetarse a usted mismo debe mantener un sano
equilibrio entre el espíritu, el alma y su
cuerpo. Usted muestra respeto hacia usted mismo
en la manera como viste, habla, juega; en la
manera como se comporta con los demás. Somos el
reflejo de lo que pensamos en la manera como
hablamos, nos vestimos y nos comportamos con los
demás.
Si
una persona vive continuamente degradándose,
irrespetándose irá cada vez más perdiendo el
cultivo de esas tres áreas de su ser y así se
manifestará públicamente, tarde o temprano. Y
además terminará agrediendo, haciendo daño a los
demás, de mil maneras. El que no es bueno
consigo mismo, es malo con los demás.
Usted
debe respetarse, quererse. Recuerde que "Dios no
hace basura" y Dios lo hizo a usted. Por lo
tanto, usted merece el mejor de los tratos.
Estímese, ámese, deje de maltratarse y vea todo
lo positivo y bueno que tiene. Dios quiere que
se ame. Usted le falta el respeto a Dios
despreciándose a usted mismo, porque Él es el
autor de su vida. Rompa, pues, las cadenas del
desprecio a sí mismo y comience a sentirse bien.
Dios
hizo a alguien maravilloso que es usted. El que
no se respeta a sí mismo no respetará a nadie. Y
no se olvide, con DIOS USTED ES… ¡INVENCIBLE !
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